Como recordareis, en mi último post habíamos dejado
al torero vestido y listo para poder irnos a la plaza de toros donde actuamos
ese día.
Una vez llegamos a la plaza de toros trato de atender a algún compromiso si no ha podido pasar por el hotel a vernos o llegaba con la hora justa y rápidamente me voy al callejón, lugar donde el gran público nos ubica siempre a los mozos de espadas.
Allí y gracias al ayuda ya tendré todo listo para
cuando los toreros hagan el paseíllo aunque a mi particularmente siempre me
gusta repasar las muletas de mi torero y ver que están montadas como a él le
gusta.
A continuación comienza el paseíllo y mi función es
estar pendiente siempre del matador, ya sea en su toro o en el de los
compañeros, pendiente de que no tenga que pedirme nada y adelantarme a lo que
necesite.
Para la mayoría de la gente como me han dicho alguna
vez, nos pegamos unas carreras por darle las espadas, pero nuestra función en
la plaza de toros va mas allá de eso, para mí lo más importante en estas dos
horas de festejo aproximadamente es lo que dije antes, adelantarme a lo que el
matador necesite sin necesidad de que él me lo pida, y eso solo se consigue
conociendo mucho al torero que acompañas y estando pendiente en todo momento, como digo alguna vez, ser su sombra.

En mi trayectoria profesional como sabéis he podido
acompañar siempre a mi hermano Rafael de Julia y en la mayoría de las ocasiones
no hacía falta ni palabras para saber con un gesto lo que necesitaba o lo que sentía,
son detalles que marcan la diferencia entre estar haciendo un trabajo o sentir
ese “trabajo” como parte importante de tu vida.
Después de finalizar el festejo y llegar al hotel
ayudo al torero a desvestirse mientras en algunas ocasiones se comenta la
tarde, otras hay silencio u otras comienza a llegar gente a verlo.
Con el
torero cambiado y todo colocado llega la hora de hacer papeleos de nuevo, no
sin antes revisar el vestido que ha utilizado esa tarde por si necesitara de
algo urgente antes de lo demás.
El papeleo ahora que me toca organizar es entregar a
cada miembro de la cuadrilla su boletín de la seguridad social sellado por la
empresa, su recibo justificativo de cobro y actuación ese día a las ordenes del
torero y realizarles el pago de sus honorarios, aunque esto último se hace por
banco ya que es todo más seguro y fácil para mí.
Con toda la gente preparada para salir de viaje
liquido los gastos que hay en el hotel de hospedaje y comidas y partimos hacia
el siguiente destino donde toreamos al día siguiente y si no es así para casa a
descansar y preparar la siguiente fecha con las mismas ganas e ilusión que el día
anterior, no sin dejar el vestido del torero lavado antes de acostarme para que
la sangre no quede incrustada y luego queden manchas en el vestido.
Espero que gracias a estos dos artículos hayáis
podido conocer un poco más la labor del mozo de espadas un día de festejo y que
a partir de hoy valoremos un poco más el trabajo de todos nosotros y no solo
nos quedemos con eso de “vaya carreras que os pegáis para darle la espada”….
Buen viaje y suerte. Simón Rodríguez